John Crump
Una contribución para la crítica de Marx
Índice
Una contribución para la crítica de Marx
¿Qué solemos decir sobre Lenin? Lo vemos ahora como
un revolucionario burgués que expresó sus aspiraciones
burguesas usando terminología comunista. Esto no significa que
Lenin representara los intereses de la burguesía existente en
Rusia en 1917; ni estamos enfocando la atención en el origen
social burgués del propio Lenin. Lo que queremos decir cuando
llamamos a Lenin "un revolucionario burgués" es que
él y los bolcheviques fueron decisivos para la construcción
del capitalismo en Rusia: la revolución capitalista de 1917 (que
incluyó el golpe de Estado de Octubre como uno de sus episodios).
Naturalmente, Lenin se consideraba a sí mismo un comunista,
y no había razón para dudar que lo hacía sinceramente.
Aun asi es fácil para los comunistas señalar las numerosas
maneras en las que su práctica y la teoría de la que fue
derivada se alejaban bastante del comunismo. Su concepto del papel que
la clase obrera debía jugar (o, más bien dicho, no debía
jugar) en la revolución y sus ideas jacobinas sobre la dictadura
sólo son dos de las más obvias deficiencias cuando lo
comparamos con los preceptos comunistas. También es igualmente
sabido que gran parte de lo que dijo acerca del socialismo/comunismo
demuestra un concepto extrañamente retorcido de la nueva sociedad.
La famosa formulación del socialismo en La catástrofe
inminente y cómo combatirla, escrito en septiembre 1917
es que "el socialismo se acerca a un capitalismo monopolista de
Estado el cual es puesto al servicio de los intereses de todo el pueblo"
- una declaración explícita de que su idea del socialismo
era básicamente capitalismo de Estado. Luego estaba la falsa
diferencia hecha entre el socialismo y el comunismo en El Estado
y la Revolución, que servía para dar la ilusión
de que este socialismo arbitrariamente etiquetado era cercano a los
bolcheviques en 1917, incluso si el comunismo no lo fuera. Junto con
esto iba la aseveración a menudo expresada como "no existe...
absolutamente ninguna contradicción en principio entre la democracia
soviética (es decir socialista) y el ejercicio y los poderes
dictatoriales por individuos" - desvergonzadas defensas de la opresión
continua sobre la clase obrera.
Por supuesto esto es algo ya sabido. Es sobre este tipo de pruebas
en el que se basa nuestro rechazo del Leninismo, y es aplicando a la
realidad rusa los patrones que pueden ser obtenidos de las obras de
Marx (o simplemente por pensar por tí mismo) que hemos sido capaces
de comparar al sistema social ruso con el capitalista, y la ideología
leninista que lo oculta y justifica como un cuerpo de pensamiento esencialmente
burgués. Es un simple asunto de poner una junto a la otra ciertas
citas de la obra y los discursos de Lenin con un número igual
de citas totalmente contradictorias sacadas de los textos de Marx y
Engels. Por ejemplo, como selección aleatoria:
"... La clase obrera, exclusivamente por su propio esfuerzo, solamente
puede desarrollar conciencia sindicalista" (¿Qué
hacer?, Lenin)
"... Siendo que la emancipación de los trabajadores debe
ser un acto de la misma clase obrera." (citado por Engels en el
prefacio a la edición en alemán de 1890 del Manifiesto
Comunista)
"Si el socialismo sólo puede ser realizado cuando el desarrollo
intelectual de toda la gente lo permita, entonces no veremos socialismo
durante al menos 500 años..." (Lenin hablando el 21 noviembre
1917, cita de Diez días que conmovieron al mundo)
"Marx... confiaba completamente en el desarrollo intelectual de
la clase obrera, que resultaría de la acción combinada
y la discusión mutua" (Prefacio de Engels a la edición
de 1888 del Manifiesto Comunista)
"Debemos plantear la cuestión del trabajo a destajo y aplicarla
en la práctica;... Debemos hacer que los sueldos correspondan
al monto total resultante, o a la cantidad del trabajo hecho..."
(Las tareas inmediatas del gobierno soviético)
"Consideremos más de cerca las rarezas características
del trabajo a destajo. La calidad del trabajo es controlada aquí
por el trabajo mismo, que debe ser de una perfección media para
que el precio del artículo sea pagado en su totalidad. El trabajo
a destajo se convierte, desde este punto de vista, en la fuente más
productiva para las reducciones de sueldos y la trampa capitalista"
(El Capital, Vol 1, Karl Marx, page 553)
Es este tipo de pasajes el que nos han llevado que a decir que el Leninismo
y el Marxismo son cualitativamente diferentes, que expresaron los intereses
de procesos revolucionarios totalmente distintos.
Todo esto parece estar totalmente superado, sin embargo lo que gradualmente
se me ha ocurrido es que hay un gran peligro de unilateralidad en la
manera en la que evaluamos el Leninismo y el Marxismo. En otras palabras,
tenemos que ser muy cuidadosos de no comparar el Leninismo solamente
con lo mejor del Marxismo. Tenemos que ser muy cuidadosos en
comparar al Leninismo con el Marxismo entero, y no con un Marxismo
cuidadosamente seleccionado y refinado que solamente representa una
cara de las ideas y la actividad de Marx. Por supuesto, estoy de acuerdo
en que existe una gran área de la obra de Marx en la que vemos
a una exposición a menudo brillante y penetrante del comunismo.
Si tomamos la doctrina comunista expresada en esta sección de
su obra, y lo aplicamos a las ideas de Lenin, podemos demostrar plausiblemente
(como lo hicimos arriba) la naturaleza revolucionaria burguesa del Leninismo.
Pero, por otro lado, ¿qué ocurriría si tomamos
esa misma doctrina comunista y lo aplicamos al resto de la propia obra
de Marx, y a su actividad global como revolucionario? ¿Cómo
empieza Marx mismo a aparecer? Como no quiero escatimar mis palabras,
diré francamente que Marx mismo empieza a parecer un revolucionario
burgués. Más específicamente, él y Engels
pueden ser identificados como los líderes teóricos del
movimiento revolucionario burgués (la socialdemocracia) que culminó
en la revolución alemana de 1918.
Ahora, decir esto no significa retractarse de lo que dije arriba -
que existe "una gran área de la obra de Marx en la que vemos
a una exposición a menudo brillante y penetrante del comunismo".
Ni es negar que las contribuciones de Marx a la teoría socialista
en esta área de su obra son enormemente valiosas y que todavía
podemos aprender muchísimo de ellas hasta el día de hoy.
Lo que quiero decir, sin embargo, es que la ideología comunista
que Marx desarrolló aquí era una teoría socialista
que expresaba una práctica política completamente diferente
(burguesa). Para decirlo de otro modo, la ideología comunista
que Marx elaboró aquí era precisamente lo que él
mismo quería decir con el término "ideología",
un conjunto de ideas el cual (incluso si fueran intrínsecamente
correctas) oculta más que revela la verdadera naturaleza del
problema.
El problema particular con el que varias generaciones de radicales
europeos estaban lidiando durante los muchos años de la actividad
política de Marx y Engels era el problema (o, mejor dicho, la
serie de problemas) de la revolución burguesa. Es por esto que
no había nada contradictorio en el hecho de que el movimiento
en el que la mayoría de ellos eventualmente iban a organizarse
(la Segunda Internacional) culminó en una ola de revoluciones
capitalistas que pasaron rápidamente a través Europa Central
y Oriental al final de la Primera Guerra Mundial. Esta revolución
burguesa se expresó en una variedad de apariencias - demandas
para la unión de Alemania, la independencia polaca, el derrocamiento
de la autocracia zarista en Rusia, etcétera - y una de las formulaciones
teóricas que tomó fue la de "socialismo" o "Marxismo".
En el punt en que esta doctrina "socialista" era en teoría
correcta (o sea, realmente socialista) era poco más que una teoría
incorpórea, sin ningún punto legítimo de contacto
con los problemas del día. En última instancia, ésto
fue precisamente lo que algunos socialdemócratas llegaron a decir
de ella. Por otro lado, hasta el punto en que esta doctrina sí
se relacionó con los problemas inherentes a la revolución
burguesa (los problemas urgentes de los días de Marx y Engels),
era capitalista. Huelga decir que sólo fue esta área capitalista-estatal
del Marxismo la que fue tomada entusiastamente por los socialdemócratas
y (luego) por los bolcheviques, mientras que en sus manos el sector
comunista del pensamiento de Marx fue o ignorado o convertido en una
inofensiva escritura ritual.
El elemento comunista dentro del Marxismo no podía haber sido
nada más que una teoría incorpórea en su momento
de concepción porque en las condiciones del siglo diecinueve
la revolución comunista era simplemente imposible. Qué
cerca o lejos nos encontramos hoy de la revolución comunista
no es algo de lo que hablaré aquí, pero por lo menos podemos
decir que para Europa y para otras partes avanzadas e industrializadas
del mundo la era de las revoluciones burguesas está bien terminada.
Incluso si las posibilidades para una revolución comunista permanecen
bastante sombrías, al menos tenemos la oportunidad (que Marx
y Engels nunca tuvieron) para participar en el trabajo de formular una
teoría del comunismo con mentes que están relativamente
libres del equipaje que pertenece a la revolución burguesa. Cuando
empecemos a formular esta teoría del comunismo, muchas de las
piedras fundamentales con las cuales construirla pueden venir de la
abundante savia comunista que corre a través de la obra de Marx.
Sin embargo, si queremos construir con seguridad tenemos que tener perfectamente
claro en nuestras mentes las otras secciones de la obra de Marx que
son solamente aptas para el capitalismo de Estado. Sobre todo necesitamos
liberarnos de la clase de generalización mistificante que declara
"todos los intentos de negar o 'trascender' el Marxismo llevan
lógicamente a la contrarrevolución". (La cita
es del número 1 de Perspectivas Revolucionarias, esta revista
fue el anticipo de la actual Organización Comunista de los Trabajadores).
El único comentario útil es averiguar qué "Marxismo"
particular tienen en mente aquellos que hacen este tipo de aserciones.
¿El "Marxismo" que sostenía "¡Abolición
del sistema asalariado!" o el "Marxismo" que se declaraba
a sí mismo para los "valientes Turcos"? ¿El
"Marxismo" que sostuvo que la "dominación completa
de la cosa alienada sobre el hombre se manifiesta completamente en el
dinero", o el "Marxismo" que quería la "centralización
del crédito en manos del Estado, por medio de un banco nacional
con capital estatal y un monopolio exclusivo"?
Este folleto no fue concebido como una explicación sistemática
de una nueva manera de mirar a Marx. Un pesado tomo sería necesario
para tal cosa. Todo lo que quiero hacer en las secciones restantes es
agregar algo de carne sobre el esqueleto del caso que he argumentado
hasta ahora.
Es imposible desentrañar las contradicciones que existen dentro
de la teoría y la práctica de Marx a menos que uno comprenda
su mórbido horror por el utopismo. Uno de los mejores puntos
de Marx era su visión de la sociedad comunista, y la pasión
con la que se aferró a ella durante la mayor parte de su vida
adulta. En lugar de una sociedad sobre la base de la propiedad privada,
donde "mi trabajo es la alienación de mi vida, porque trabajo
para vivir, para suministrarme a mí mismo los medios de vida",
la imagen de Marx de una nueva sociedad dónde "mi trabajo
sería la libertad de expresión de mi ser, y por lo tanto
un libre disfrute de mi vida" ha ganado por sus primeros textos
su popularidad actual. Pero el logro de tal sociedad no era (ni siquiera
vagamente) cercano a la época en que Marx escribió tales
textos. La consumación de tal sociedad permanecía siendo
una utopía cuando Marx escribió sobre ella que cuando
lo hizo (digamos) Owen. Sin duda sería esperar demasiado de Marx,
pero lo que se requería era un entendimiento certero de que las
batallas que se estaban dando en sus días no eran (incluso remotamente)
la lucha por la sociedad con la que él estaba soñando.
Ni siquiera las peleas de la clase obrera de su época, sin importar
lo heroicas que hayan sido, podían ser artificialmente puestas
al servicio del comunismo.
Por supuesto, Marx era un hombre de carne y hueso y el impulso para
la actividad era fuerte en él y en Engels. Pero, si eligieron
la actividad, era su deber como comunistas dejar bien clara la diferencia
entre, por un lado, la actividad revolucionaria-burguesa y reformista
obrera en la que estaban comprometidos (no había ningún
otra actividad digna de mencionar ni para que ellos participaran) y,
por el otro, el comunismo al que estaban comprometidos en teoría.
No haber dejado en claro esta diferencia hubiera resultado en la confusión
fatal del socialismo con la revolución burguesa y la actividad
reformista del capitalismo por la clase obrera. Como todos saben, esto
fue lo que ocurrió. Y ocurrió gracias a, al menos en parte,
Marx y Engels.
Quiero que este punto quede claro. Hay un pasaje de Engels en Marx
y la Nueva Gaceta Renana donde escribe: "Si no hubiéramos
deseado eso, si no hubiéramos deseado dedicarnos a la parte más
avanzada, genuinamente proletaria, del movimiento realmente existente
y empujarla más allá, entonces nada hubiera quedado para
nosotros más que predicar el comunismo en una pequeña
gaceta provinciana y fundar una secta diminuta en lugar de un gran partido
en acción. Pero ya habíamos superado el papel de profetas
en el desierto; habíamos investigado a los utópicos demasiado
bien para caer en lo mismo. No habíamos redactado el borrador
de nuestro programa para eso." Es digno de mencionar, sólo
como una acotación al margen, que la frase "dedicarnos a
la parte más avanzada, genuinamente proletaria, del movimiento
realmente existente" no es poco más que jactancia. No había
una real clase proletaria en Alemania en la época sobre la que
Engels estaba escribiendo, y "más avanzada" es una
expresión puramente relativa. Podríamos sustituirla por
"desesperadamente atrasada" sin distorsionar demasiado el
significado de este pasaje. Aparte de esta acotación al margen,
no estoy argumentando que Marx y Engels debieron dedicarse a "predicar
el comunismo en una pequeña gaceta provincial y fundar una secta
diminuta". Es cierto que, si lo hubieran hecho, hubiera significado
al menos un paso adelante (por pequeño e insignificante que fuera)
a favor del comunismo en vez de un paso atrás,
ya que se hubiera causado menos confusión. Pero indudablemente
había buenas razones, en el sentido de aplicar la concepción
materialista de la historia a las condiciones existentes en ese momento
para su apoyo y participación en los movimientos revolucionarios
burgueses en 1848 y también en las fechas posteriores. Para decirlo
de otro modo, indudablemente había buenas razones para su actuación
como revolucionarios capitalistas incluso mientras permanecían
siendo comunistas en el plano teórico. Haber aplicado la concepción
materialista de la historia en esta manera fría y no emocional,
sin embargo, habría requerido un grado sobrehumano de fuerza
mental. Pero aunque Marx y Engels pueden haber sido fríos y no
emocionales en algunas ocasiones, también tenían una saludable
pizca de romanticismo en sus personalidades. Debido a que eran hombres
y no ángeles, no hay nada sorprendente en el hecho de que deben
haber buscado un escape a la tensión que estaba entre su compromiso
teórico por el comunismo y su participación real en la
revolución burguesa. Este escape significó engañarse
sí mismos (y a la mayor parte del resto del mundo también)
en que la revolución burguesa en la que estaban participando
era en sí misma comunista - o que por lo menos incluía
un (inexistente) potencial comunista. Sin importar el alivio personal
que este escape de la realidad dio a Marx y a Engels, hizo un daño
incalculable al desarrollo de una teoría correcta del comunismo.
Quizás quien alguna vez haya leído a Marx con una conciencia
comunista crítica pueda negar que la crítica que hemos
hecho de él aquí es aplicable a sus primeros escritos.
La misma idea de que "el proletariado alemán" (¿qué
proletariado?) estaba en una situación excelente para el socialismo
en 1844 es demasiado ridícula para malgastar tiempo en ella.
Precisamente lo mismo vale para la noción expresada en el Manifiesto
Comunista de que "Los comunistas centran su atención
principalmente en Alemania, porque ese país está en la
víspera de una revolución burguesa... y porque la revolución
burguesa en Alemania será el preludio inmediato a una revolución
proletaria." Curiosamente, cuando Engels escribió muchos
años después que "nunca un programa factual fue justificado
tanto como..." el expresado en el Manifiesto, él citó
la sección que contenía el pasaje anterior. Sin embargo,
cortó sabiamente la cita a mediados del párrafo, antes
de que llegara al pronóstico de una revolución proletaria
en Alemania.
Este tipo de disparate romántico se ve claramente ridículo
en retrospectiva. Sin embargo en sí no era particularmente perjudicial
para el comunismo. Si este fuera el único error en la posición
que Marx y Engels asumieron ante la revolución de 1848, sería
muy razonable decir que no fueron culpables de nada más que de
entusiasmo por el socialismo. Supusieron que el momento del socialismo
estaba más cerca de lo que al final resultó estar, y por
lo tanto solamente se equivocaron en cuanto a la escala temporal en
la que eran aplicables los cambios sociales que ellos pronosticaban.
Desafortunadamente, sin embargo, hubo más errores aparte de este.
En el Manifiesto Comunista y en otros textos encontramos una
mezcla de romanticismo soñador y de realismo testarudo que demostró
ser fatal.
Si Marx se hubiera limitado a proyectar una idea de la sociedad comunista
en el Manifiesto y hubiera sugerido que éste iba a ser
el resultado más o menos rápido de la revolución
que vio venir, esto en sí mismo no hubiera hecho mucho daño.
Sin embargo, Marx no fue lo suficientemente realista en este punto.
En lugar de una proyección abiertamente utópica (pero
no particularmente perjudicial) del socialismo, lo que obtenemos es
una receta semi-realista para el capitalismo de Estado que era peligrosa
porque su relación (o no-relación) con el socialismo era
poco clara. En primer lugar, el proletariado debía tomar el poder.
En las condiciones de la época esto era tan poco realista como
sugerir que la luna se cayera del cielo, pero por lo menos como declaración
histórica del principio comunista, era una aserción correcta.
Sin embargo, habiendo obtenido el poder, el proletariado debía
ejercer su régimen dentro de una sociedad todavia capitalista.
En otras palabras, el proletariado, como clase unificada, debía
actuar como el amo político de un sistema que continuaba explotándolo
económicamente. ¿Qué podemos sacar de esto? Si
nos limitamos al entendimiento de Marx que en medio del siglo diecinueve
un avance inmediato hacia el comunismo era imposible, la posición
que tomó era realista y correcta. Pero imaginar que dentro del
sistema económico del capitalismo el proletariado podía
mantener su unidad sin fragmentaciones y por lo tanto su régimen
político, de manera que evitara que apareciera una nueva clase
dirigente minoritaria (ni que la burguesía políticamente
despojada recuperase el control del Estado) era completamente ilusorio.
Por último, y por la misma razón, la idea de que este
capitalismo (supuestamente administrado por el proletariado) podía
transformarse tranquila y gradualmente en comunismo era igual de equivocada
(e igual de peligrosa).
Cualquiera que note una semejanza entre el programa que hemos criticado
aquí y la política que Lenin y los bolcheviques subjetivamente
pensaban que estaban persiguiendo de 1917 en adelante tiene toda la
razón. Es cierto, había diferencias entre la política
bolchevique y el programa expuesto en el Manifiesto Comunista.
Para Marx el sujeto revolucionario era la clase obrera en su conjunto:
para Lenin era el partido. Uno puede criticar el Leninismo como una
vuelta atrás al Jacobinismo, como hizo Rosa Luxemburgo. Pero
tal crítica es, al final, más o menos superficial. La
noción de un capitalismo administrado por el proletariado, que
era común a Marx en el Manifiesto Comunista y a Lenin
en l9l7, era desastrosamente equivocada. El concepto leninista del papel
de la vanguardia revolucionaria podría considerarse un error
adicional a esto, pero la crítica comunista del Leninismo no
se centra en este error adicional.
Incluso si algunas personas pueden aceptar esta crítica desde
el joven Marx hasta el Manifiesto Comunista, probablemente
nos dirán que Marx en su madurez era harina de otro costal. No
coincido con esto y pienso que es posible demostrarlo equivocado. No
es, por ejemplo, ninguna defensa del Marx maduro la referencia a su
prefacio conjunto con Engels a la edición en alemán del
Manifiesto de 1872, donde dijo que "no se concede importancia
exclusiva a las medidas revolucionarias enumeradas al final del capitulo
II". Cualquiera que lea ese prefacio cuidadosamente puede ver que
de lo que Marx y Engels estaban hablando era de un cambio en los detalles
de la política que defendían, enfáticamente no
un cambio en el principio sobre el que esa política descansó
("...los principios generales expuestos en este Manifiesto siguen
siendo hoy, en su conjunto, enteramente acertados.") Desafortunadamente
no tengo el tiempo o los materiales a mano para seguir el trazo capitalista-estatal
a través del producto literario de Marx en los años que
siguen a 1848. Sin embargo, como una ilustración de que el capitalismo
de Estado era todavía defendido por Marx en su madurez - y, por
encima de todo, seguía estando aun más explícitamente
(y erróneamente) asociado con el socialismo que en el Manifiesto
- podemos remitirnos a la Crítica al Programa de Gotha
de 1875. La Crítica es digna de tratar porque, como
con el Manifiesto Comunista, también indica la continuidad
teórica que existe entre Marx y Lenin, tanto como la discontinuidad
que existe entre ellos.
Por supuesto, al igual que el Manifiesto y los textos más
tempranos de Marx, la Crítica al Programa de Gotha contiene
bastantes buenos puntos. Por "buenos puntos" me refiero a
declaraciones válidas como principios comunistas. Como antes,
no estoy refutando el compromiso de Marx hacia el comunismo como teoría
en la Crítica, de hecho este compromiso con la teoría
comunista es lo único que provee la discontinuidad teórica
que existe entre Marx y Lenin. Uno busca en vano en la obra de Lenin
una exposición del socialismo que pueda llegar a compararse siquiera
con una de las muchas explicaciones excelentes del socialismo que están
dentro de las obras de Marx. Lenin nunca concibió apropiadamente
lo que era el socialismo y pareció haberlo asociado normalmente
con un capitalismo de Estado administrado por el "proletariado"
(el partido de vanguardia, en su caso). No era el caso de Marx. Marx
sabía exactamente qué era el socialismo. Pero en su preocupación
para convencerse a sí mismo y al mundo en general que la actividad
capitalista revolucionaria en la que participó tenía algo
que ver con el socialismo, terminó presentando una imagen del
socialismo como un capitalismo de Estado administrado por el proletariado
al lado de la imagen correcta del socialismo que también puede
encontrarse en su obra. Es esta imagen del socialismo como un capitalismo
de Estado administrado por el proletariado - que se encuentra tanto
en los textos de Marx como en los de Lenin - la que provee la continuidad
teórica que existe entre ambos, y era esta existencia paralela
de dos imágenes distintas del socialismo en el pensamiento de
Marx lo que dio lugar a las fórmulas de la "primera fase
de la sociedad comunista" y la "fase superior de la sociedad
comunista" que se encuentran en la Crítica al Programa
de Gotha.
Analizemos estas dos "fases de la sociedad comunista". La
supuesta "fase superior de la sociedad comunista" corresponde,
de hecho, al comunismo. A primera vista, también lo hace la "primera
fase de la sociedad comunista". El Estado ha desaparecido, los
medios de producción han sido socializados, "los productores
ya no intercambian sus productos". Formalmente, la "primera
fase de la sociedad comunista" se basa en estas piedras angulares
del comunismo. Marx admite que la "primera fase" padece de
"defectos", que todavía puede observarse en ella "el
sello de la vieja sociedad" pero tales admisiones nunca afectan
su convicción de que es comunista. Sin embargo, lo que es importante
en la descripción de Marx de la "primera fase de la sociedad
comunista", no es tanto lo que dice de ella sino lo que no dice.
Lo que tenemos que hacer es extraer de nuestro pensamiento las implicancias
tácitas detrás de lo que Marx nos dice sobre su supuesta
"primera fase".
"... la jornada social de trabajo se compone de la suma de las
horas de trabajo individual; el tiempo individual de trabajo de cada
productor por separado es la parte de la jornada social de trabajo que
él aporta, su participación en ella. La sociedad le entrega
un bono consignando que ha rendido tal o cual cantidad de trabajo (después
de descontar lo que ha trabajado para el fondo común), y con
este bono saca de los depósitos sociales de medios de consumo
la parte equivalente a la cantidad de trabajo que rindió. La
misma cantidad de trabajo que ha dado a la sociedad bajo una forma,
la recibe de esta bajo otra distinta." (Crítica al Programa
de Gotha, Karl Marx)
Formalmente, los medios de la producción son poseídos
por la comunidad. Pero, hasta donde le concierne al individuo, sin trabajar
no puede consumir. Para vivir tiene que proveer su fuerza de trabajo
a cambio del certificado que le permite comer. En otras palabras, no
es más que un trabajador asalariado (o trabajador certificado,
si se quiere) y probablemente será necesario bastante esfuerzo
para convencerlo de que su condición es básicamente diferente
a su status de desposeído bajo el capitalismo.
"Los productores no cambian sus productos", nos dice Marx,
pero admite que "rige el mismo principio que en el intercambio
de mercancias equivalentes". El hecho es que continúan intercambiándose
cantidades equivalentes de trabajo, sólo que en este caso se
trata de certificados que son cambiados por productos. A decir verdad,
estos certificados no son dinero ya que la intención no es hacerlos
circular - y se supone que el intercambio debe ser limitado a la relación
entre los "depósitos sociales de medios de consumo"
y el individuo. Sin embargo, incluso si suponemos que sea así,
esto todavía no impediría que la "primera fase de
la sociedad comunista" de Marx sea una forma de capitalismo. El
hecho es que, sin embargo, incluso estas restricciones sobre el proceso
de intercambio podrían ser nada más que esperanzas piadosas.
El intercambio entre personas individuales todavía tendría
lugar y, cualquiera que sea la intención detrás de los
certificados de trabajo, estos también tenderían a circular.
La única manera de prevenir esto, o al menos hacerlo clandestino,
sería crear una forma estricta de sistema policial para suprimir
el intercambio entre individuos.
Este último punto nos trae a la cuestión del Estado.
La "primera fase de la sociedad comunista" de Marx sería
inevitablemente una sociedad altamente provista de tensiones sociales.
Como hemos visto, los trabajadores certificados (cualquiera que sea
la mitología para oscurecer esta situación) estarían
de hecho ante los medios de producción como desposeídos
forzados a "vender" su fuerza de trabajo para ganar su certificado.
Por lo tanto, los medios de producción los enfrentarían
como una fuerza alienada, de la cual se encuentran divorciados, pero
ante la cual deben someterse. En cuanto a lo que concierne al consumo
personal, éste sería tan rígidamente controlado
como dentro de las formas existentes de capitalismo. Además,
la única manera de restringir el intercambio entre individuos
sería suprimirlo por la fuerza. Para mantener bajo control las
tensiones suscitadas por tal sociedad, se requeriría una forma
autoridad supervisora que emplee la fuerza cuando sea necesario y defienda
lo que sería en realidad los derechos de propiedad. Uno por supuesto
podría sugerir que ningún cuerpo armado especial de hombres
y mujeres sería necesario para hacer este trabajo - que todos
participarían en vigilarse a sí mismos. Esto ya es bastante
dificultoso de imaginar en funcionamiento, pero incluso si lo consentimos
como una posibilidad no es nada recomendable. El hecho de tener trabajadores
certificados vigilándose a sí mismos no sería más
preferible que el que sean vigilados por un grupo social en especial.
De hecho, uno podría decir que sería menos preferible,
ya que se reducirían las probabilidades de que los obreros (lo
siento, ¡trabajadores certificados!) se defendieran de esto.
No importa que tan insistentemente Marx haya aplicado el nombre de
"primera fase de la sociedad comunista" a esta sociedad que
describió en la Crítica al Programa de Gotha,
tan pronto como la revisamos en cualquier grado de profundidad podemos
ver que es una forma de capitalismo. La presentación del comunismo
de Marx es perfectamente correcta mientras se maneja de un modo abstracto
y teórico - o mientras lo relega a un futuro distante (la "fase
superior de la sociedad comunista"). Pero tan pronto como trata
de relacionar su presentación del comunismo a la lucha real en
la que estaba comprometido, o a la que era materialmente posible en
la última mitad del siglo diecinueve, inevitablemente empieza
a reducir este "comunismo" al nivel del capitalismo.
Dentro de su propia imagen del socialismo como un capitalismo de Estado
"proletario", Lenin era la última persona que notaría
alguna inconsistencia en la descripción de Marx de la "primera
fase de la sociedad comunista". Al contrario, cuando Lenin escribió
su comentario acerca de la Crítica al Programa de Gotha
en El Estado y la Revolución lo hizo de manera totalmente
acrítica. Pero lo extraordinario acerca de esta sección
de El Estado y la Revolución es que, mientras Lenin
aceptó las inconsistencias básicas incluidas en el tratamiento
de Marx de la "primera fase de la sociedad comunista", constantemente
las llevó a su conclusión de una manera en la que el mismo
Marx jamás había pensado. Lenin se dio cuenta de lo que
nosotros mismos hemos señalado arriba - que la descripción
de la "primera fase de la sociedad comunista" dada por Marx
en la Crítica al Programa de Gotha significa inevitablemente
el "control más severo por la sociedad y por el Estado
de la medida del trabajo y la medida del consumo". Lenin está
bastante acertado en señalar eso, una vez que se acepta la contradicción
básica de Marx acerca de que "el derecho burgués
continuará existiendo bajo el comunismo", consistentemente
"se deduce que bajo el comunismo no sólo subsiste durante
un cierto tiempo el derecho burgués, sino que ¡subsiste
incluso el Estado burgués, sin burguesía!".
Naturalmente, alguien que tiene una base razonable en la obra de Marx
puede ridiculizar lo que Lenin escribió aquí. Después
de todo, es muy posible tomar cualquier número de declaraciones
fuertes de los textos de Marx y Engels acerca de que el socialismo y
el Estado son incompatibles o que no habrá ningún Estado
bajo el socialismo. Sin embargo, no tendría ningún sentido
hacer esto. Las declaraciones de que el Estado es un órgano de
la sociedad de clase, que no puede haber ningún Estado en la
sociedad sin clases del socialismo, etcétera, abundan en las
obras de Marx y Engels pero pertenecen a aquellas secciones de sus obras
donde estaban tratando con teoría socialista más o menos
abstracta. Siempre que Marx y Engels sugirieron soluciones concretas
para los problemas de la revolución capitalista en la que estaban
involucrados, era una historia completamente diferente. Incluso en estas
ocasiones, seguían empleando terminología socialista,
pero el contenido socialista de sus ideas era eclipsado por el capitalismo
de Estado en su deseo de ser "realistas" o "científicos".
Esto es lo que provee la continuidad teórica entre Marx y Lenin.
Cuando comparamos la Crítica al Programa de Gotha con
El Estado y la Revolución, de lo que más podemos
acusar a Lenin es de haber dicho abierta y sinceramente lo que el mismo
Marx meramente había implicado.
Para recapitular, me gustaría repetir lo que ya he expuesto
de una manera ligeramente diferente. El dilema en el que Marx se encontraba
se parece mucho al que todavía enfrenta hoy a los comunistas.
Marx anhelaba el comunismo en una época en que solamente las
luchas capitalistas brindaban cualquier oportunidad de éxito
en un porvenir razonablemente cercano. De la misma manera que la mayoría
de los comunistas actuales, también estaba frustrado por la inactividad.
El tercer origen de la tensión era que quería terminar
con el utopismo y ser "científico". Por lo tanto, podemos
representar el dilema de Marx gráficamente mediante un diagrama
que muestra a Marx ocupando el lugar intermedio entre el "comunismo",
la "actividad" y la "ciencia" (también podríamos
denominar a este último factor como "materialismo"
o "anti-utopismo").

Marx quería cerrar los tres lados de este triángulo
pero, en las condiciones de su época, esto era imposible. Solamente
un lado del triángulo podía ser cerrado. Uno podía
tratar de ser un comunista activo:

Pero esto dejaba abierta la posibilidad de ser acusado de utópico,
ya que una actividad semejante era como retorcerse en el vacío.
Uno podía ser un comunista científico:

Pero, debido a que la ciencia demandaba que uno reconociera que el
comunismo no ofrecía prospectos de nada más que éxitos
a muy largo plazo, uno podría ser culpado de inactividad, o por
lo menos de ser indiferente ante las luchas de masas que estaban en
marcha. Por último, uno podía ser activo y "Materialista"
(en el sentido de participar en lo que Engels llamó el "movimiento
existente"):

Pero - como hemos visto - esto sólo podía poner en riesgo
el compromiso para con el comunismo.
La respuesta para este acertijo es por supuesto que solamente la clase
obrera como un todo, más que los revolucionarios individuales,
puede cerrar los tres lados de este triángulo. Hasta que los
obreros cierren este triángulo, todos los revolucionarios más
o menos aislados estamos atascados en este dilema. Lo que lo hace particularmente
doloroso es precisamente que no hay ninguna solución al nivel
del revolucionario individual aislado (o grupo revolucionario). Por
desagradable que sea, en la ausencia de conciencia comunista entre la
masa de la clase obrera, el revolucionario individual tiene que ceder
en algo. La única elección que tenemos es determinar cuál
de los tres factores que hemos representado en nuestra diagrama (el
"comunismo", la "actividad" o el "ciencia/materialismo/anti-utopismo")
elegimos abandonar. Sin ponerse sentimental, ésta es la tragedia
de cualquiera que desee ser un revolucionario socialista bajo las condiciones
actuales - y Marx demuestra esta tragedia particularmente bien.
John Crump, 27 de Agosto de 1975
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